Estaréis de acuerdo conmigo. O no.

Hay demasiadas vías en Riglos. Y si hay demasiadas, desde luego hay suficientes para todos los escaladores. Y de todo tipo. En términos empresariales, suficiente oferta para la demanda. Y en mi jerga, ya no caben más. Están apretujadas, demasiado cerca ya unas de otras. Y cuando esto ocurre, se pierde la personalidad de cada una.

Lo digo porque se siguen abriendo. No sólo en paredes alejadas, con pocas o ninguna vía y con espacio suficiente, sino en todas las paredes incluyendo, como no, las principales. Supongo que va en el cromosoma del humano escalador. Si me apetece abrir una vía, la abro y a tomar viento otras consideraciones. Me la pela, yo abro mi vía y ya está. Y lo digo yo, que he abierto cientos de ellas. Se abren en el Pisón, en el Firé, en la Visera, en todos y cada uno. Es cierto, que sin la apertura de vías, la escalada no existiría y que hay líneas que a gritos piden ser abiertas. Pero ese periodo ya lo hemos pasado. Seguir abriendo ahora es sobrecargar, es lastimar los mallos y es desprestigiar la propia y las ya existentes..

Ya las grandes líneas clásicas han perdido su personalidad, por las cercanía extrema e incluso porque otras líneas las cruzan. Imaginaos que me apetece abrir una línea a dos metros a la derecha de la Carnavalada o el Zulú. ¿De verdad sentiréis lo mismo al recorrerla? ¿No le quitamos valor? ¿Y si, además, la cruza dos veces y pone reuniones diferentes?

Pues eso ya existe. No tengo claro que haya que crear un comité ético de sabios que decida si se puede abrir o no una nueva vía. Desde luego, y legalmente, el municipio podrá, pero ni está preparado ni tiene la mínima intención de hacerlo. Y el PRUG existente del Monumento Natural al que pertenece, lo intenta. Pero aplicar solamente criterios medioambientales sería correcto pero deficiente, ya que se necesitarían añadir los criterios deportivos.

Y la solución final, dejarlo al buen criterio de los escaladores, será la mayor equivocación de todas. A mí me van a decir estos mindunguis si puedo abrir una vía o no. Me toca los cojones.

Así pues, el problema existe pero la solución no. Quizás, y solo quizás, plantar y comunicar este tema lo máximo posible hará que algunos se lo planteen. Pero nada más. Si no confío en el ser humano, en el humano escalador menos todavía.

Ahí queda dicho