Va a ser que no. Niet, no way, No es un mini manual sobre la apertura de vías de escalada. vamos a bucear en las razones que nos llevan a ello.

La gran pregunta. ¿Por qué abrimos las vías? ¿Qué nos lleva a hacerlo? ¿Por qué la gran mayoría de escaladores se dedican a escalarlas y criticarlas, y muy pocos a crearlas? y finalmente, ¿por qué unos se preparan para hacerlo y otros no?

Muchas preguntas y pocas respuestas para un tema interesante. La búsqueda de esa materia oscura que nos empuja a hacerlo es apasionante.

Analicemos los perfiles de los aperturistas. A mi modo de ver, en lo más profundo, hay solo dos tipos de aperturistas: los que abren vías pensando en lo que quieran los demás, y los que abren vías siguiendo sus propias filosofías. No hay más. De ese punto de partida nace lo que será la futura vía de escalada.

En el primer caso, parece que lo que se persigue es el aplauso del escalador, el reconocimiento del esfuerzo y la mayor ocupación posible de la vía. Es perfectamente válido. Normalmente llevan muy mal las críticas y muy bien los aplausos. Sin embargo, creo que adultera el resultado. Dada la tendencia descomunal actual a buscar vías sobreequipadas, más cercanas a las ferratas que a la escalada, con una media de 20 chapas para largos de 30 metros, con nada obligado por encima del V+, los partidarios de esta filosofía se centran más en la instlación que en el escalador. De esta forma, se provoca cualquier vía de cualquier dificultad al acceso de cualquier escalador, preparado o no. Si a ello le sumamos unas reseñas hiperdetallistas y un acceso tan limpio y señalado como El Corte Inglés, al igual que los descensos, lo que se consigue es rebajar la escalada a una mera actividad deportiva sin compromiso alguno, sin aventura alguna y sin preparación alguna necesaria. Ahora mismo, la mayoría de los escaladores solo preguntan por el grado y el número de seguros. Es un error, preguntar por el grado, ya que siempre será V/Ao.

Dicen los partidarios de esta filosofía, que si no nos gusta, que no nos metamos, Y cierto es. Mientras sean vías nuevas y no reequipamientos asesinos de la personalidad de las vías existentes, totalmente cierto. Y hay que respetarlo, Cada uno abre como le da la gana. Lo que no es cierto, y siempre lo justifican así, es que si te sobran chapas, no las chapes, y arreglado. Eso demuestra una falta de experiencia brutal. Lo mismo es presentarse bajo un largo de 6b, con las chapas a metro, que con las chapas a 3 o 4 metros. El compromiso es el mismo, fijo. Lo mismo me cuesta meterme sabiendo que si flojeo me agarro en cualquier momento, que si me meto sabiendo que puedo caer. Y las sensaciones al llegar a la reunión, también son iguales. De cojón.

Pero lo subrayo de nuevo. Es perfectamente válido y cada uno elige lo que le place. Normalmente, estos aperturistas van buscando sus líneas, van forzándolas, y no se suelen preguntar si sale una vía bonita o no, o si se acerca demasiado o cruza otras existentes.

Los otros aperturistas buscan reflejar su personalidad en sus vías. Para ser coherentes, si nos resbalan las críticas, también debemos pasar de los aplausos. El lema es “si abro una vía a mi estilo, me da igual lo que digan, que se meta quien quiera y quien no, me da igual, pero que no modifiquen su personalidad”. Normalmente a estos aperturistas se les aparecen las líneas, no las buscan reiteradamente. Sus vías no suelen ser las más recorridas, ni las más nombradas, pero le suele dar igual. Aquí el grado sí importa, ya que siempre suele ser obligatorio. Y obliga al escalador a estar preparado para acometerla. Centra la atención en el escalador.

Lo primero que preguntamos de una vía, es de quién la abrió. Ese dato ya nos dice la personalidad de la vía en cuestión. Sabiendo eso, sabemos cómo es la vía. Si es de este o aquel, ya no me interesa, porque tendrá las chapas alejadas. Da igual si es una hermosa vía. Me obligaría a prepararme física, técnica y mentalmente, a ser mejor escalador, y no quiero hacerlo.

Al escalar una vía, apenas nos acordamos de los que la abrieron, del trabajo efectuado, del dinero gastado y de las horas dedicadas. Ellos solo tienen el privilegio de ponerle el nombre y de darle su personalidad inicial, Y sea la que sea, nadie tiene el derecho de modificarla. Es un ultraje a su trabajo y una falta de respeto a su dedicación. Si no te gusta una vía o está fuera de tu alcance, no la modifiques a tu criterio. Jamás. Simplemente no te metas.

Cuántos hay que critican y nunca han abierto una sola vía.

Lo único que hay que pedirles a todos los aperturistas es que sean buenos equipadores. Que se preparen, que aprendan y que coloquen todos los anclajes correctamente y en los lugares adecuados. Desgraciadamente, hay muchos que con solo comprar un taladro ya se creen preparados. Y muestras de vías mal equipadas técnicamente, hay demasiadas.

Ahí queda todo esto sin más. Y que cada uno saque sus conclusiones.